domingo, 30 de agosto de 2009

Un mes desconectados (El Nacional)

Reportaje especial: Siete Días

37 emisoras de radio y televisión fueron obligadas por Conatel a apagar sus transmisores. Hay oyentes que aún no salen de su desconcierto, mientras la gente que estaba al otro lado del micrófono lucha por salir de nuevo al aire

E l silencio de Radio Bonita no deja de perturbar a Carlos Escalona.
Parece como si aún no pudiera creer que la emisora de Guatire, Miranda, fue sacada del aire. Tiene 52 años de edad y se encuentra en su lugar de trabajo: un taller de latonería de El Reventón, sector rural mirandino que está ubicado a pocos minutos del centro de Araira. Busca el dial 1530 en el que antes escuchaba la emisora. Pero las cornetas de la vieja radio-casetera que tiene colgada en la pared proyectan un sonido semejante a un carraspeo: "Es lo que se oye".
Su aparato sólo capta estaciones AM y Escalona apenas puede oír dos: Radio Caracas Radio, emisora capitalina que se escucha tras un velo de interferencia, y otra local, en período de prueba, que nada más programa canciones. Se siente extraviado porque ha dejado de oír las noticias de la comunidad; las felicitaciones a los cumpleañeros; y los programas de música vieja. También perdió lo que más extrañan los campesinos y agricultores de la región: la compañía de los intérpretes del joropo mirandino, que obran el milagro regional de opacar a los cantantes de reguetón y de vallenato.

"Cerrar una emisora popular fue algo brutal".
Escalona pensaba que la señal se había perdido temporalmente por una falla técnica.
Supo después que el problema era mucho mayor. Radio Bonita se encontraba en la lista de 35 emisoras radiales y 2 televisoras a las que Conatel ordenó apagar los transmisores con el argumento de que operaban ilegalmente, porque no actualizaron los títulos.

La notificación oficial fue recibida en la sede de la estación, entre las calles Ricaurte y Soledad del centro de Guatire, en plena transmisión de uno de los programas estelares: Ritmo Central , conducido por los her- manos Rojas, joroperos de renombre en Miranda. Félix Alí Obelmejías, propietario de la radio, interrumpió la emisión para despedirse improvisadamente. Fue un shock para los radioescuchas, acostumbrados por más de tres décadas a seguir la programación. Mañana se cumplirá un mes de esa jornada, cuyo recuerdo permanecerá en la historia de la radiodifusión. "No me siento tan mal desde que murió mi papá, pero estamos peleando porque queremos regresar al aire", confiesa Obelmejías.

La escena que ocurrió en Guatire, apenas a 40 kilómetros de distancia de Caracas, se repitió como un guión en 16 estados que fueron alcanzados por la medida de Conatel. Hay cientos de trabajadores que viven entre el duelo, la incertidumbre y la rabia. Los radiodifusores intentan ejercer las acciones administrativas y judiciales para revertir las sanciones, que califican de injustas porque afirman que se les privó de los derechos a la defensa y al debido proceso. En medio de la crisis, locutores, periodistas, músicos y operadores formaron nuevas organizaciones gremiales ­como La Radio es Mía y Somos Radio­ para defender al sector y sensibilizar a los indiferentes, así como a quienes apoyan la acción. Las transmisiones callejeras y por Internet han formado parte de los caminos para mantener vivas las señales y la voz de protesta por lo que se considera un atentado contra la libertad de expresión.

Objetivos. El viernes 31 de julio en la noche, Diosdado Cabello, ministro de Obras Públicas y Vivienda, dijo que las sanciones formaban parte de la ejecución de dos políticas oficiales: la eliminación del latifundio mediático y la democratización del espectro radioeléctrico. Ambas, según él, buscan garantizar el acceso directo de las comunidades a la radiodifusión.
Miranda fue el estado donde hubo mayor número de radios afectadas: 11. En Zulia hubo 4, en Nueva Esparta otras 4 y en Táchira 3.

Los críticos consideran que no es una casualidad que la mayoría de las sancionadas se encuentren en los estados donde ganó la oposición en las elecciones regionales de 2008.
"Es un dato que hay que tomar en cuenta", dice Nelson Belfort, presidente de la Cámara Venezolana de la Radiodifusión y del Circuito Nacional Belfort, al cual estaban afiliadas seis de las estaciones clausuradas. Los Teques, por ejemplo, se convirtió en la única capital de la República en la que sólo prestan servicio estaciones comunitarias. Belfort afirma, además, que siete de las radioemisoras sancionadas en Miranda retransmitían el programa semanal del gobernador Henrique Capriles Radonski, quien derrotó a Cabello en 2008. Radio Bonita era una de ellas.
Siembra. En la estación guatireña, Luis Regalado y Antonio Armas condujeron durante más de nueve años el espacio Formidables de Venezuela , los sábados en la mañana. Presentaban tres horas de programación, la mitad de ellas con agrupaciones en vivo, dedicada a la música de la región central. El primero es hijo del fallecido Silvino Armas, una leyenda del canto recio de Miranda. Regalado es un ancla estrella que también conducía una revista diaria: Variedades 1530. Comenzó hace tres décadas como operador. Los dos conversan desde el archivo, en el cual hay más de 20.000 discos de Antonio Armas y Luis Regalado condujeron durante nueve años el programa Formidables de Venezuela dedicado a la música de la región central del país, acetato y dos arpas que utilizaban los invitados para tocar en el estudio.

.El último mes ha sido desconcertante para Armas: "No sé qué hacer los sábados. Hicimos un trabajo importante por proyectar una tradición. Mucha gente se dio a conocer con nosotros y se afianzó la cultura de bailes". Regalado experimenta un vacío semejante: "Es verdad cuando dicen que la emisora era más comunitaria que las comunitarias. Atendíamos las peticiones de la gente sin protocolos, entraban con un papelito y uno los leía".
La sede de la radio es un edificio de dos pisos que no parece un gran emporio mediático.
Obelmejías se encuentra allí.
Los estudios están cerrados y las luces apagadas. La semana antepasada introdujo un recurso para que Conatel reconsiderara la sanción contra Radio Bonita y Sol Stereo, la emisora FM que funcionaba desde la misma instalación. Presentó los originales de unos cuadernillos con firmas de respaldo.
"Son casi 5.000", asegura. Guillermo Obelmejías, su padre y solicitante de las concesiones, murió en 1995. "Desde entonces hemos hecho todas las diligencias necesarias y nunca nos dieron respuestas". La lista de trámites incluyó la petición de que se aplicara el "derecho preferente", que permite la entrega de la concesión a los familiares de un titular que ha fallecido. "¿Cómo pueden decir que estamos ilegales si hay oficios que nos envió Conatel en los que nos reconoce como operadores y hasta nos reintegra impuestos?".

Sin competencia. En Los Teques, desde hace un mes, sólo transmiten 12 emisoras comunitarias. Así quedó el panorama con la salida del aire de Metropolitana 97.1 FM y 1150 AM.
Hace un año ya había dejado de operar otra estación privada sancionada por Conatel con el aval del Tribunal Supremo de Justicia: Máxima 98.5 FM y 950 AM. Nadie pierde de vista lo que ha pasado a continuación. "Las supuestas comunitarias se disputan la torta publicitaria que quedó con la salida de Máxima y Metropolitana", afirma Alicia Aguilar, secretaria general del Colegio Nacional de Periodistas en Miranda. "Deben ser fundaciones vecinales, sin fines de lucro, para garantizar una comunicación plural. Es lo opuesto a lo que hacen y esperamos que Conatel investigue", añade.

Los usuarios resienten la pérdida de la información del tránsito sobre una vía que es impredecible: la carretera Panamericana que conecta Caracas con los Altos Mirandinos.
Teresa Castro se sintió impotente con el primer aguacero: "Fue terrible. Trabajo en Caracas y subo a Los Teques generalmente a las 6:00 pm. La lluvia causó congestión. Cuando traté de sintonizar alguna radio que me guiara, sólo encontré música y programas pro Gobierno". Las comunitarias intentan llenar el vacío, pero no tienen los equipos para garantizar la cobertura, que además por ley es de jurisdicción municipal.

Resteo. Hace un mes, María Arvelo no pudo celebrar su primer año como empleada de CNB en Caracas: ese día recibió la noticia del cese forzoso de las transmisiones. Estudia noveno semestre de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello, es productora de la radio y con 21 años de edad ya puede anotar en su currículo la referencia de que trabajó en un medio al que el Gobierno sacó de juego. "Intentaron ponernos una mordaza y estamos resteados". El país presenció el momento de la clausura durante una transmisión en vivo de Globovisión.
Entonces comenzaro las protestas. El personal del circuito participó, en las últimas cuatro semanas, en por lo menos 10 transmisiones por Internet realizadas desde la calle. Arvelo trabajó en ellas en las plazas Alfredo Sadel de Las Mercedes; Brión de Chacaíto; Miranda de Los Dos Caminos; y en la sede de RCTV Internacional. El martes, también estuvo en la redacción de El Nacional, en Los Cortijos, donde CNB estuvo instalada por 6 horas. Coordinó las entrevistas que durante todo ese tiempo dieron distintas voces del diario. Cuando terminó la actividad en el periódico, con el cierre del programa Venezuela es Positiva de Laura Castellanos, los empleados desconocían dónde y cuándo sería la próxima transmisión callejera aunque las emisiones a través de la web se mantenían.

CNB, de acuerdo con los datos oficiales, ocupaba 2% del espectro radioeléctrico. Estaban afiliadas 9 emisoras FM y 2 AM. La cadena tiene valor simbólico: no sólo pertenece al presidente de la Cámara Venezolana de la Radiodifusión, sino que transmitía uno de los programas menos queridos por el Gobierno: Aló, Ciudadano de Leopoldo Castillo, que en televisión difunde Globovisión. Por ello el impacto de su salida.

Laura Castellanos es uno de los rostros que resume la historia de los medios en los últimos dos años: trabajaba en RCTV cuando se les revocó la concesión para transmitir en señal abierta y ahora, como productora nacional independiente, afrontó la sanción contra CNB. Hace un mes recordó al país que era una trabajadora como cualquiera, que debía ganarse el pan para sus hijos: "Pasamos del shock al luto y de ahí a pensar cómo reorganizarnos". Reflexiona sobre la figura del productor nacional independiente, creada en la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, una de las propuestas emblema del Gobierno.

"En una situación como ésta se convierte en el eslabón más débil de la cadena". La periodista, sin embargo, no deja de animar a quienes le pasan por el frente: "Hay que mantener la lucha, no dejarla morir y mantenerse activo siempre".

La reacción desde el sector ha tenido expresiones organizativas. Profesionales de la industria se unieron en la ONG Somos Radio y, apenas una semana después de la clausura de las emisoras, comenzaron las actividades para sensibilizar a la gente. La primera fue en locales nocturnos y su objetivo fueron los jóvenes que parecían divertirse sin mayor preocupación. "Ha sido un mes de sentimientos encontrados, de rabia, impotencia, por una clara injusticia. Pero siempre tratamos de convertir eso en una buena energía, para llevar el mensaje lo más lejos posible", dice Rafael Cadavieco, periodista y voz de CNB, e integrante de la organización.
Le han puesto un sello a la protesta callejera: circular con un camión que lleva la radio a la calle. Se le ha visto en la autopista y en la redoma de Petare.

El jueves lo hicieron: salieron de CNB y de allí recorrieron la ciudad para mostrar a la gente que el problema de las emisoras involucra a gente de carne y hueso. Es el primer mes del resto de un camino que no dejará de ofrecer obstáculos.




EL GOBIERNO EVALÚA REACCIÓN DE LA POBLACIÓN DESPUÉS DE SU ÚLTIMA ARREMETIDA CONTRA LOS MEDIOS
"Buscan controlar a través de la autocensura" Pese al rechazo popular que produjo el cierre de estaciones, expertos señalan que el Ejecutivo actuó movido por la necesidad de neutralizar la crítica y ganar audiencias para sus mensajes


C asi un mes después de que Conatel anunció el cierre de 35 emisoras de radio y 2 televisoras, algunos analistas aseguran que la medida pretendía sondear la reacción de la población ante la clausura de más medios. Por eso, señalan, el proceso ha ocurrido en cámara lenta, si se compara con la amenaza que el ministro de Obras Públicas y presidente de Conatel, Diosdado Cabello, hizo el 9 de julio ante la Asamblea Nacional: el cierre de 240 emisoras y la limitación de los circuitos radiales.
El comunicólogo Antonio Pasquali cree que, por ahora, el Gobierno evalúa los efectos. "Intentará consolidarse buscando colaboracionistas que se autocensuren mientras prepara el próximo ataque", dice. Pese a que el presidente Hugo Chávez tiene un promedio de 300 horas de discursos transmitidos en cadena al año, Pasquali indica que los medios oficiales no logran aumentar su audiencia. "Sus índices de lectoría y sintonía son de 3% para su prensa; 4,6% para sus principales televisoras y 2,1% (en junio de 2009) para Aló, Presidente . Esto lo lleva a pensar en apropiarse de todas la emisoras para que el mensaje presidencial-oficial sea literalmente el único, como en Cuba, y ganar sintonía a la fuerza".



El cierre de emisoras provocó rechazo en 76,4% de la población, según un estudio de Rafael Quiñones y Marcelino Bisbal, que será publicado en la próxima edición de la revista Comunicación . Para Bisbal, la cercanía de los comicios legislativos y la creación de un clima de inseguridad entre los dueños de emisoras son algunas de las explicaciones del costo político que asumió el Gobierno con la medida. "El principal objetivo era controlar a las emisoras a través de la intimidación y la autocensura; llamar la atención sobre lo que son capaces de hacer. Además, frente a nuevos procesos electorales, genera una atmósfera de desinformación que afecta a sectores críticos".



Bisbal sostiene que, en cambio, el Gobierno no tendrá problemas para emitir sus mensajes en la próxima campaña por la Asamblea Nacional: "Controla los circuitos Radio Nacional de Venezuela y YVKE Mundial, que juntos suman 106 emisoras. Además de las radios comunitarias. Aunque no todas responden al Gobierno, más de 50% sí lo hace y están esparcidas en todo el país".
Corsé económico. La medida de cierre desarticuló al Circuito Nacional Belfort e hizo tambalear emisoras grandes y pequeñas en todo el país. El Gobierno esgrimió el argumento de que las radios están en manos de pocos y que es necesario "democratizar el espectro radioeléctrico".
Carlos Correa, director de Espacio Público, recuerda que el reglamento de las estaciones establece que ningún grupo puede tener más de 10% de las emisoras a escala nacional. "Es una restricción importante y era la medida para evitar la concentración de propiedad. Pero el Estado venezolano tiene 12% de las estaciones, más del tope permitido", precisa.
Organizarse en circuitos es una manera de subsistir para un sector de medios que, según estudios del Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la UCV, sólo absorbe entre 2% y 3% de la inversión publicitaria.




Correa considera que el Gobierno intenta controlar a las radios mediante su estrangulamiento económico. En especial las del interior, que pueden sufrir presiones con el retiro de las pautas publicitarias de gobiernos regionales, los principales anunciantes. "Los circuitos son un modo de autonomía de las emisoras locales. La transmisión de 3 o 4 horas al día de la casa matriz les permite un ingreso independiente de la realidad local. Así pueden tener un programa que cuestione al alcalde o al gobernador". Agrega que en muchas emisoras, por la falta de recursos, los periodistas y empleados reciben bajos sueldos y los beneficios laborales son precarios.
La situación de los productores nacionales independientes sería similar, pues no hay mecanismos transparentes para la asignación de publicidad.



Feudo comunitario. El plan del ministro Cabello es que el grupo de emisoras cerradas pase a manos de las comunidades, aunque no ha explicado cómo se hará la asignación.
El investigador del Ininco Bernardino Herrera no duda que las estaciones cerradas pasarán a afectos al Gobierno. Señala que es el Ejecutivo el que posee un "latifundio mediático", pues la red de medios comunitarios que ha fortalecido en los últimos años repite sus mensajes.
Precisa que un estudio del instituto ­que aún no ha sido publicado­ revela que 60% de la programación de las radios comunitarias es música, 30% se dedica a la repetición de espacios de emisoras estatales y el 10% restante es para mensajes referidos a las localidades.
"Vaciaron de contenido el concepto. Las radios comunitarias trabajan con su sector y lidian con su cotidianidad. Pero éstas reproducen a las emisoras oficiales; por eso padecen crisis de audiencia y rating. Las audiencias están concentradas en las emisoras que acaban de cerrar y las que faltan", advierte. Además, su reglamento les impide transmitir publicidad, lo que las hace dependientes de los subsidios oficiales.



Pese a las consecuencias negativas, los analistas coinciden en que la presencia de Internet y nuevos medios de comunicación impide que el Gobierno controle la circulación de información. Hacen énfasis en el enfado popular, que ha producido la articulación de la sociedad civil en torno a la defensa de los medios. "Creo que no ha generado autocensura, sino más bien que casi todo el mundo esté resteado. Quieren decir las cosas como son porque igual están amenazados de cierre", expresa Herrera.



Pasquali coincide: "Es la primera vez en la historia reciente que muchos medios han decidido no claudicar cueste lo que cueste y eso sí es esperanzador para el porvenir de la democracia".

No hay comentarios:

Publicar un comentario